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El Sistema de Acreditación de la Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias celebra este año su 20º aniversario. El sistema se ha consolidado como un modelo pionero que ha apostado a lo largo de estos años por la innovación y la excelencia para garantizar la competencia de los profesionales sanitarios y, por tanto, la máxima calidad en la asistencia sanitaria a los pacientes. El sistema se ha convertido en un referente tanto en el resto del Estado como en el ámbito internacional, especialmente europeo. Desde su puesta en funcionamiento, en el año 1997, se han acreditado en Cataluña más de 21.000 actividades formativas en primera edición (más de 50.000, si se tienen en cuenta ediciones sucesivas). 

El Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC), junto al Departamento de Salud, celebrará estas dos décadas con la jornada Fem 20 anys! que tendrá lugar el próximo martes 28 de noviembre y que incluirá una interesante sesión sobre gamificación y el papel del juego como una estrategia de aprendizaje. 

El Sistema de Acreditación de la Formación Continuada depende del Consejo Catalán de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias, un organismo que, bajo la presidencia del conseller de Salud, aglutina a representantes de los departamentos de Salud y de Enseñanza, de colegios profesionales, sociedades científicas y universidades (a través del Consejo Interuniversitario), así como investigadores y expertos de prestigio a título individual. Las funciones de acreditación se iniciaron, en un principio, en el ámbito de la medicina y, progresivamente, se fueron incorporando otros ámbitos profesionales, hasta llegar a las 33 profesiones sanitarias para las que el sistema acredita actualmente actividades formativas y que incluyen titulaciones universitarias, de grado medio y superior.

Inicialmente, el sistema de acreditación nació con el objetivo de dotar a las actividades formativas de un sello de calidad identificativo, que fuera de utilidad tanto para el profesional que escogía una formación, como para los agentes que tenían que contratar a personal sanitario. Con los años, aunque se mantiene este objetivo, la prioridad del sistema es promover y valorar la innovación metodológica en el ámbito de la formación. Por otra parte, la acreditación ha pasado de ser voluntaria a volverse un requisito en los baremos de la convocatoria de plazas oficiales.

“En 20 años, la oferta formativa ha cambiado muchísimo. Las actividades se han ido haciendo más breves y ha mejorado mucho la calidad metodológica”, explica la responsable del Servicio de Acreditación de la Formación Médica Continuada, Helena Segura. Actualmente, el 70% de las actividades formativas que acredita el sistema está por debajo de las 40 horas de duración. Por otra parte, se trata de actividades cada vez menos presenciales, menos académicas y más orientadas al lugar de trabajo y a la práctica clínica de los profesionales. Los formatos se han diversificado (sesiones clínicas, formación on line, webinars, estancias formativas, etc.) y la tendencia es hacia una formación más centrada en el aprendizaje que en los conocimientos.

El sistema se ha convertido en una herramienta imprescindible para acreditar la calidad de las actividades formativas que se ofrecen desde centros sanitarios, sociedades científicas, colegios profesionales, fundaciones, sindicatos, etc. y que son impartidas por profesionales que, aunque sean expertos en sus ámbitos respectivos, no lo son en materia de formación. Cualquier oferta formativa que opta a la acreditación es revisada por tres evaluadores externos relacionados con la profesión en cuestión, que puntúan la actividad según unos criterios consensuados. Un consejo técnico de la profesión propone al Consejo la resolución de acreditación y hace propuestas de mejora si procede. Los criterios utilizados para evaluar la calidad de estas actividades son compartidos por los sistemas sanitarios de todo el Estado y se acaban de revisar recientemente.