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Presentan un decálogo con propuestas de cambio a partir de las lecciones aprendidas durante la emergencia sanitaria
El Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC), la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria y el Consejo de Colegios oficiales de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña (CIIC) han reclamado hoy un pacto nacional para reformar el Sistema de Salud de Cataluña a raíz de la crisis de la pandemia de COVID-19.
La experiencia vivida ante la emergencia sanitaria de la pandemia de la COVID-19 ha puesto a prueba a los profesionales y las estructuras organizativas del sistema de salud y ha permitido extraer algunas lecciones. Esta crisis ha evidenciado carencias que hay que corregir, pero también fortalezas y oportunidades que hay que aprovechar. A partir de las lecciones aprendidas, médicos, gestores y enfermeras han elaborado el 'Decálogo para la reforma del Sistema de Salud de Cataluña', con medidas para transformar el sistema de salud.
Sólo un pacto mayoritario de todas las fuerzas políticas, en el Estado y en Cataluña, puede garantizar que, tal como ha puesto en evidencia esta crisis, la salud de las personas sea una prioridad real. Esto es lo que la sociedad demanda y sólo será posible si se comprometen recursos suficientes para hacer frente a las necesidades de salud de la población.
Estos recursos se traducen en 5.000 millones de euros adicionales que habría que inyectar en el sistema de salud en un periodo máximo de 3 años. El 60 % de este presupuesto adicional debería destinarse a la mejora de las condiciones laborales de los profesionales y la dotación suficiente de recursos humanos. El 40 % restante habría que dedicarlo a infraestructuras, equipamientos y tecnología, con especial atención al avance de la telemedicina.
La presidenta del Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Barcelona, Paola Galbany; presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós; y el presidente de la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria, Pere Vallribera
La capacidad de liderazgo y de compromiso de los profesionales ha quedado sobradamente demostrada en esta crisis. Esta capacidad, así como los valores y el conocimiento de los profesionales, deben ser el eje de la reforma del sistema. La experiencia vivida ha demostrado que los objetivos de la administración, las organizaciones sanitarias y los profesionales deben ser participados y compartidos. Organizaciones y profesionales deben disponer de autonomía de gestión y capacidad de autoorganización y, para hacerlo posible, hay que apostar por flexibilizar horarios y turnos, minimizar las tareas burocráticas e impulsar la innovación y la tecnología.
Para garantizar que el paciente es el centro del sistema, se debe impulsar de manera real la atención primaria y la colaboración y coordinación entre ámbitos asistenciales. Asimismo, es necesario b. Cuando se trata de personas mayores vulnerables, hay que acercar estos servicios a los domicilios de manera prioritaria, sin olvidar que es urgente alcanzar un acuerdo que garantice la atención integral a las residencias.
En cuanto a salud pública, es evidente que esta crisis ha demostrado que es necesario disponer de estructuras con capacidad para hacer frente a los nuevos retos, tanto ante una emergencia, como a la hora de hacer prevención y protección de la salud. Los efectos del cambio climático en la salud, por ejemplo, son todo un desafío en este sentido ante el que debemos estar preparados.
Ante nuevas emergencias sanitarias, es prioritario garantizar la prevención y protección de los pacientes y de los profesionales, así como establecer mecanismos de provisión de material y de equipamientos estratégicos, promoviendo, por ejemplo, la producción industrial de proximidad.
La crisis ha puesto en evidencia que cuando los diferentes agentes del sistema de salud alinean los objetivos, se consigue dar la respuesta necesaria a la ciudadanía. La pandemia de la COVID-19 ha hecho abrir los ojos al conjunto de la sociedad y ha demostrado la importancia trascendente de un buen sistema de salud, basado en unas estructuras profesionales y unos equipamientos sólidos. Sin salud no hay economía y sin salud no hay futuro. Ahora es el momento de afrontar el compromiso y destinar al Sistema de Salud de Cataluña todo lo que necesita para garantizar ese futuro.
El decálogo cuenta con la adhesión y la participación de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, la Sociedad Catalana de Geriatría y Gerontología, la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña, la Academia de Ciencias Médicas y de la Salud de Cataluña y Baleares, el Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña, la Sociedad Catalana de Medicina Intensiva y Crítica, el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, la Asociación de Médicas de Cataluña, Metgesses.cat, la Asociación Catalana de Entidades de Base Asociativa (ACEBA), el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (CoDiNuCat), la Cámara de Comercio de Barcelona, la Coordinadora de Usuarios de la Sanidad, Salud, Consum y Alimentación (CUS), la Sociedad Catalana de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SCARTD) y la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (ACRA), el Cercle de Salut, el Colegio de Logopedas de Cataluña, el Colegio de Terapeutas Ocupacionales de Cataluña (COTOC) y el Colegio Oficial de Ópticos y Optometristas de Cataluña (COOOC), la Sociedad de Salud Pública de Catalunya i de Balears (SSPCB), la Federación Española de Técnicos Ortopédicos, la Federación de Asociaciones de Farmacias de Cataluña (FEFAC) y la Asociación de Centros de Atención a la Dependencia de Catalunya (ACAD).