El profesor Josep Maria Mascaró Ballester nos dejó a los 92 años de edad el 12 de diciembre de 2024. Nacido en Barcelona el 4 de septiembre de 1932, pertenecía a una estirpe de médicos, de la que él era la octava generación. Actualmente era profesor emérito de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, ??siendo una de las grandes figuras de la dermatología con renombre nacional e internacional.
Cursó los estudios de Medicina en la Facultad de Medicina de Barcelona, ??que finalizó en 1955. Diez años más tarde, obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Barcelona con premio extraordinario, defendiendo la tesis titulada “Tumores palpebrales de origen piloso”.
El profesor Xavier Vilanova, en el Departamento de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona, ??fue el maestro que le transmitió al joven Mascaró la vocación por ser dermatólogo. Vilanova, que se había formado en el Hôpital Sant Louis en París, le animó a solicitar una beca del Gobierno francés, para realizar una estancia en París. El doctor Josep Maria Mascaró marcha en 1958, becado por el gobierno francés a formarse en París, en el Hôpital Saint Louis, que había sido durante los SIGLOS XIX y XX, el centro de referencia mundial en la especialidad de Dermatología.
Su estancia en París se alarga más de ocho años, durante los cuales se dedica especialmente a la dermatopatología. En 1965 recibe el premio nacional por el conjunto de su investigación y se consolida como eminencia en el campo de la dermatología. Ese mismo año, su tesis es galardonada con el premio Ciutat de Barcelona. Durante su estancia en Francia, dirige el laboratorio de histopatología de la cátedra de dermatología del profesor Bernard Duperrat y es responsable de la consulta de tumores cutáneos del Hôpital Sant Louis. En aquellos tiempos conoce a la doctora Catherine Galy, médica que estaba haciendo la especialización en dermatología en el propio Hôpital Saint Louis, con quien se casa. Tienen dos hijos José Manuel y Xavier, uno de los cuales sigue los pasos de sus padres y es un excelente dermatólogo del Departamento de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona.
Después de la muerte del profesor Vilanova en 1965, le sucede en la cátedra el profesor Piñol, un dermatólogo científico, de gran capacidad, que fue otro de los maestros del doctor Mascaró que lo introdujo en el estudio de las porfirias .
En 1967 regresa a Barcelona para incorporarse al equipo del profesor Piñol como profesor agregado de dermatología en la Facultad de Medicina de Barcelona hasta el año 1972 en que se traslada a Valencia como catedrático de dermatología y jefe servicio del Hospital Clínico de Valencia. En 1978 regresa a Barcelona como catedrático de dermatología de la Universidad de Barcelona y jefe del Departamento de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona. En 1979 el doctor Mascaró sufrió la pérdida de su esposa Catherine, y más adelante se casó con la doctora Helena Torras, también dermatóloga, con la que tuvo su tercer hijo, Salvi.
El profesor Josep Maria Mascaró ha sido un excelente dermatólogo, reconocido dentro de su especialidad, con profundos conocimientos de la especialidad y experto en muchas áreas de la dermatología, especialmente en el campo de la dermatopatología, y de las porfirias.
Dermatólogo con gran proyección científica y académica, tuvo el reconocimiento de múltiples sociedades científicas. Fue presidente de la Academia Europea de Dermatología y Venereología, miembro de la directiva de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas durante más veinte años, presidente de la Academia Española de Dermatología, académico honorífico de la Real Academia de Medicina de Valencia, miembro numerario de la Real Academia de Medicina de Cataluña y miembro de Honor de múltiples sociedades dermatológicas internacionales. A lo largo de su vida recibió numerosos premios y distinciones.
Como docente impartió unas clases magistrales, que son recordadas por varias generaciones de médicos. Fue un gran comunicador en congresos y reuniones a nivel nacional e internacional, capaz de transmitir ideas complejas con claridad y elegancia, logrando captar la atención y el interés de la audiencia en cada exposición científica. Su capacidad como comunicador y su inteligencia se sumaban a un carácter afable y una actitud siempre conciliadora y positiva, cualidades que le permitieron establecer muy buenas relaciones con dermatólogos, a nivel nacional e internacional.
A nivel personal, más allá de su dedicación profesional a la dermatología, era una persona de vasta cultura y con múltiples aficiones, como tenis, navegación, esquí y, últimamente, golf.
Los autores de este obituario hemos conocido al profesor Mascaró a través de la colaboración en el Hospital Clínic de Barcelona y como maestro en el Departamento de Dermatología. En los últimos años, como amigo y compañero en las actividades de la Real Academia de Medicina de Catalunya.
El profesor Mascaró ha sido un hombre activo, comprometido con su trabajo, un docente brillante, un excelente dermatólogo, un buen gestor académico desde su departamento del Hospital Clínic, y en su cátedra de la Universidad de Barcelona, ??impulsando la carrera de sus colaboradores y colaboradoras.