Sabel Gabaldón Fraile

Sabel Gabaldón Fraile

(1956-2024)

Fue un referente en temas de bioética y salud mental y pionero en temas de duelo, cuidados paliativos y en el abordaje y comprensión en la diversidad de género en la infancia y la adolescencia desde una perspectiva ética, evolutiva y de derechos humanos.

Marta Ramón Krauel, Paula Molina Giraldo, Montserrat Dolz i Abadia, Jon Izaguirre, y Marcela Mezzatesta Gava. Servicio de Endocrinología y Departamento de Salud Mental, Hospital Sant Joan de Déu Esplugues.

El doctor Sabel Gabaldón Fraile fue psiquiatra del Servicio de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, ??donde ocupó diferentes cargos a lo largo de toda su vida profesional, incluyendo jefe de interconsulta, jefe de servicio, coordinador del Comité de Ética Asistencial del Hospital, referente de la Unidad de Duelo y coordinador de la Unidad de Identidad de Género.

Fue un hombre entusiasmado por el conocimiento profundo del psiquismo del ser humano al que se aproximó desde la psiquiatría, la psicoterapia, la filosofía y la sociología. Fue, además, referente en temas de bioética y salud mental y pionero en temas de duelo, cuidados paliativos y en el abordaje y comprensión en la diversidad de género en la infancia y la adolescencia desde una perspectiva ética, evolutiva y de derechos humanos.

Los que hemos tenido la suerte de conocerlo y trabajar también hemos disfrutado de su pasión por el arte, por la literatura, y por la cultura en general. Además de su mente brillante, Sabel tuvo siempre la sensibilidad de poner la mirada y la atención en temas complejos y el coraje de las personas íntegras que defienden las ideas, principios y valores a pesar de la adversidad del contexto, manteniendo una actitud firme y ética. Ha sido un referente para toda una generación de psiquiatras más jóvenes que han podido inspirarse en el ejercicio de esta profesión a partir de la mirada humanista.

Su paso por este mundo nos ha hecho crecer, nos ha dado mejores profesionales y mejores personas, y sólo tenemos, en definitiva, palabras de agradecimiento por la vida y una tristeza profunda por la pérdida.