La narración, sin atreverse a afirmar que tiene elementos autobiográficos, nos sumerge en el ambiente médico del ejercicio de la hematología de los años setenta; la protagonista cultiva esta especialidad. Todo el entorno propio de un servicio hospitalario se describe con detalle y da cuerpo al hilo argumental. Desde esta perspectiva, se trata de una novela de ambientación médica, en la que se citan enfermedades, pruebas diagnósticas y medios terapéuticos.
La trama nos sitúa en la época de la Transición, con ingredientes que dan mucha credibilidad al relato. Para los que la vivimos es muy verosímil. También lo son los personajes, que el autor, aficionado al teatro, presenta por orden alfabético al final de la obra. En todo momento nos parece vivir en aquella Barcelona todavía gris, que se afana por emerger de la autarquía.
El relato, estructurado en once capítulos, tiene como ejes una relación adúltera y el ejercicio profesional en el ámbito hospitalario. Es la obra de un médico sobre médicos y la vida. Es de fácil lectura y buen recomendar.