Esta obra muestra muchos de los cánones de edición propios de un cuento, tanto en lo que se refiere al formato de álbum ilustrado, como al gramaje del papel y la proporción entre los textos breves -con letra de imprenta - y los dibujos coloreados de Michelle Veneziano. En función de sus características, los cuentos suelen tener como destinataria una franja de edad recomendada, en este caso entre los 3 y 6 años; el libro sirve tanto para contarlo como para leerlo.
La pequeña Arlet comparte muy buenos ratos con la abuela, a la que ama con locura. Debido a un traumatismo se pone de manifiesto el Alzheimer de la superabuela; a partir de ese momento todo cambia, pero la madre ayuda a integrar y normalizar la enfermedad entre ambas, lo que permite continuar su relación. La música, una canción que las unía, mantiene el nexo con la abuela y toma protagonismo.
La narración, tanto la escrita como la ilustrada, cumple todas las finalidades de un cuento y, al mismo tiempo, enseña a relacionarse con una persona mayor con la enfermedad. En ningún momento se dice el nombre de la abuela, de la superabuela: podría ser la de cualquier niño a quien se le cuente esta historia.
Es absolutamente recomendable como cuento y cuando conviene por su utilidad familiar. Y no olvidemos que a la vez colaboramos a una causa solidaria.