¿Puede ser un gran médico clínico desde una especialidad eminentemente técnica? La respuesta a esta pregunta tiene nombre propio: Doctor Francesc Maria Domènech-Torné. A pesar de dedicar prácticamente toda su vida profesional al nacimiento, crecimiento y desarrollo de la Medicina Nuclear en el Estado español, nunca perdió la esencia de la medicina tal y como expresó elocuentemente en su discurso de entrada como académico numerario en la Real Academia de Medicina de Cataluña: “Las especialidades médicas de carácter técnico como la nuestra deben tener la humildad de considerarse complementarias, pero ellas serán también fundamentales en la medida en que los especialistas, con su riqueza técnica, se sientan médicos motivados, más allá de cualquier otra razón, por la esencia humana del compadecimiento frente al sufrimiento”.
En su vertiente personal, el doctor Domènech Torné nació en Riudecols (Baix Camp, Tarragona). Ya de pequeño tuvo que desplazarse a Barcelona con su madre y hermano pequeño forzados por la ausencia de la figura paterna, víctima durante la guerra civil. Después de cursar los estudios primarios en Can Colapi, continúa sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona terminando en 1957. Después de unos primeros pasos ejerciendo la medicina en Vic, se le despierta un gran interés por endocrinología y concretamente por el diagnóstico de imagen de la tiroides utilizando radioisótopos formándose en la materia primero en Madrid en 1961 y, posteriormente, en Manchester, Sheffield y Leeds en 1965 para finalizar escribiendo su tesis doctoral en 1966.
Asimismo, entre sus méritos profesionales destaca el de ser primer jefe de Sección de Medicina Nuclear y, posteriormente, fundador del primer servicio de Medicina Nuclear en Cataluña en 1973 en el Hospital Universitario Vall d'Hebron donde ejerció durante veinte años desarrollando una gran labor en la formación de nuevas generaciones de médicos nucleares. Fue cofundador junto con el doctor Jordi Setoain en 1963 del Centro Técnico de Isótopos Radioactivos (CETIR), centro pionero nacional e internacionalmente que además de excelir en la Medicina Nuclear tiene como mérito la introducción de la Resonancia Magnética en el Estado español en 1983.
Durante estos casi setenta años de ejercicio profesional recibió muchos reconocimientos nacionales e internacionales y fue presidente de numerosas sociedades científicas.
El doctor Domènech Torné era, por encima de todo, un humanista, de una bonhomía sin límites, con una inmensa capacidad de entrega a los demás. En él convergían todas las cualidades que hacen de un hombre un "personaje" único. Su amistad y su ejemplo y maestría nos acompañarán siempre.