Daniel Llorens i Morera
(1958-2014)
Te fuiste dejando un inmenso vacío...
Buen médico: trataste quirúrgicamente la alopecia con perfección extrema, cuidadosa y delicada. Buen esposo: compartiendo pasión y profesión con Montse, compañera de vida. Buena persona: Catalán. Culé. Melómano. Amante del motociclismo. Incansable viajero. Buen hijo, buen hermano, buen yerno, buen cuñado, buen tío, buen amigo... Ayudando en todo momento y compartiendo ratos divertidos con tu talante humilde e inteligente. Dani, por muchos un segundo padre por cómo amas tus sobrinos y los hijos de tus amigos.
Buen paciente: aceptaste la enfermedad agarrándote fuerte al timón y haciendo frente al temporal. Una lección de vida y de amor es lo que nos has dejado para siempre.
Te fuiste el pasado enero dejando un inmenso vacío ente los que te
queremos...
Buen médico
Dedicaste tu vida profesional al tratamiento quirúrgico de la alopecia y ampliaste
tus estudios en Francia y Canadá para ofrecer lo mejor a tus pacientes.
Ejerciste tu especialidad con una profesionalidad y una perfección
extrema, trabajando con cuidado y delicadeza.
Los que tuvimos la suerte de compartir contigo las intervenciones, nos
hiciste partícipes de tu pasión por lo que hacías y cómo buscabas la
satisfacción de tus pacientes demostrándonos qué significa ser buen médico en
el sentido más amplio de la palabra.
Buen esposo
Compartiste tu vida y profesión con Montse, tu mujer y amiga, compañera de
vida.
Una relación muy especial y envidiable, basada en la complicidad, el
respeto, la generosidad, compaginando gustos y evitando renuncias, disfrutando
de lo más de las pequeñas cosas y haciéndolas grandes.
Buena persona:
Catalán y culé, disfrutaba viendo jugar al Barça, ¡lo llevabas en la
sangre!
Melómano.
Amante de la competición de motociclismo, te gustaba verlo desde primera
línea.
Incansable viajero por todo el mund rutas gastronómicas, mar, montaña,
ciudad...
Buen hijo, buen hermano, buen yerno, buen cuñado, buen tío, buen amigo...
Siempre dispuesto a ayudar en los momentos difíciles y compartir ratos
divertidos con sonrisas y humor, con tu talante humilde e inteligente.
Nos queda en el recuerdo, todas las anécdotas que hemos disfrutado juntos.
Dani, no tenías hijos, pero muchos te consideran un segundo padre por cómo
has querido a tus sobrinos y los hijos de tus amigos. Todos te echan mucho de
menos, pero se sienten afortunados de haberte tenido cerca y siempre
disfrutarán del bello recuerdo de todo lo que les has enseñado.
Buen paciente:
Ante la enfermedad supiste aceptar con dignidad las indicaciones de tus
colegas, compartiendo con alegría las esperanzas cuando las había, con
resignación y coraje encajaste las malas noticias y agarrándote fuerte al
timón, haciendo frente al temporal.
Hiciste fácil lo que era muy difícil para los que te rodean. Una lección de
vida y una lección de amor es lo que nos has dejado para siempre.
Gracias Dani por habernos permitido disfrutar de tu compañía.