El pasado 26 de julio nos dejó el doctor Rafael Molina Porto. El "Rafa" se graduó en Medicina en la UB en 1979 y terminó la especialidad de Análisis Clínicos en 1983 en el Hospital Clínico. Fue profesor asistente en el Departamento de Oncología del Health Science Center en San Antonio, Texas (1989); profesor asistente de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la UB; presidente del grupo de Marcadores Tumorales de la Sociedad Española de Química Clínica; presidente de la ISOBM (International Society of Oncology and Biomarkers), y desde 2010 director y miembro fundador del European Group on Tumor Markers (EGTM). Formó parte del comité organizador de 18 congresos internacionales y de más de veinte cursos sobre la utilidad clínica de los marcadores, tanto aquí como en China, Alemania o Brasil. Autor de más de doscientas publicaciones (175 originales).
Pero para los facultativos del Clínico era mucho más que eso. Fue presidente tanto del Comité de Delegados Médicos (CDM) como de la Asociación Profesional del CDM (APCDM) en épocas realmente duras para la sanidad catalana, con recortes y reajustes que afectaron el salario y las condiciones de trabajo de muchos médicos catalanes. Y defendió sus compañeros de manera feroz a pesar del contexto, velando para que estos cambios fueran mínimos, consensuados y equitativos. Para los nuevos miembros del CDM y el APCDM era un maestro y referente en la negociación colectiva.
Rafa era un ferviente defensor de la capacidad de liderazgo y gobernanza de los médicos y creía, como muchos todavía hacemos gracias a él, que los profesionales de la sanidad tenemos capacidad de organización y autogestión y que estas herramientas repercuten en la mejora de la sanidad de todo el país. Un gran número de médicos del Clínico desfilamos por su despacho buscando comprensión y ayuda cuando las condiciones de trabajo no eran las mejores. Nunca tuvo un "no" para nadie, y en muchos casos se enfrentó a situaciones que creía injustas aunque afectaran su vida personal y profesional.
Gracias a sus hijos, Jorge y Víctor, se convirtió en un apasionado del fútbol base de nuestro país y llegó a formar parte de la Junta Directiva del FC Sant Quirze, a su amado Sant Quirze del Vallès. También allí hacía su propio cava, de calidad excepcional.
Muchos hemos tenido la inmensa suerte de tenerlo entre nuestros amigos. Cuando Rafa "te adoptaba", sabías que tenías una magnífica persona a tu lado, altruista y desinteresada, que sería siempre que lo necesitaras, sin importarle si ayudarte le podía acarrear dolores de cabeza a cualquier nivel.
Descansa en paz Rafa, te echaremos de menos.