El estilo memorialístico es bien conocido y tiene muchos seguidores, tanto por lo que tiene de conocimiento de una vida y de un mundo como por la confrontación que supone con las propias vivencias. Pero ésta no es una autobiografía más, sino la de una mujer médico, que con otros de su género y de su época forma parte de un grupo poco numeroso que ha desbrozado el camino a otras muchas que las han seguido hasta llegar en el presente.
Las memorias tienen una parte objetiva y otros muchos elementos que orlan la realidad con elementos que hacen del relato una interpretación de lo vivido. En este caso, componen un todo coherente que describe bien el entorno familiar, profesional y social. Incluso, exuda la ilusión como motor de una vida entregada a la radiología y al progreso de la medicina.
Encumbrada en la colina de los años, contempla la larga vertiente de lo vivido y, al otro lado, la pendiente breve y asa que la llevará al cementerio viejo de Sitges, donde su familia reposa la vida eterna.
Por todas estas y otras razones, se trata de una obra recomendable a todo tipo de lectores. Todos encontrarán aspectos de mucho interés.